25 mayo 2006

Frikipost 1.: Si yo fuera señor del Mal

Aprovechando el día del Orgullo Friki, estreno iniciativa nueva. En los libros de Los Caballeros de La Mesa del Comedor, hay unos articulillos realmente interesantes que voy a dedicarme a copiar para que los disfrutéis aquí. Suelen ser coñas sobre el rol. Ahí va la primera.

Si alguna vez me convirtiera en un Señor del Mal...

1. Mis Legiones del Terror tendrían cascos con visores de plexiglás transparente, no con visores que les tapen la cara.

2. Mis conductos de ventilación serían demasiado pequeños para arrastrarse por ellos.

3. Mi noble hermano bastardo, cuyo trono usurpe, sería asesinado, no encarcelado en secreto en una celda olvidada de mis mazmorras.

4. Disparar a ms enemigos nunca sería "demasiado bueno".

5. El artefacto que es la fuente de mi poder no sería guardado en la Montaña de la Desesperación mas allá del Río de Fuego custodiado por los Dragones de la Eternidad. Estaría en mi caja fuerte.

6. No me recrearía en el sufrimiento de mi enemigo antes de matarlo.

7. Cuando el líder de la rebelión me retara a un combate personal y me preguntara: “¿O tienes miedo sin que tus ejércitos te respalden?” mi respuesta sería “No; Y lo que tengo es sentido común, no miedo”.

8. Cuando hubiera capturado a mi adversario y él dijera "Antes de matarme, ¿podrías
decirme al menos de qué va todo esto?" yo diría "NO" y le dispararía. No, pensándolo mejor le dispararía y entonces diría "NO".

9. No incluiría un mecanismo de autodestrucción, a no ser que fuera absolutamente necesario. Y si éste fuera necesario, no consistiría en un gran botón rojo con una etiqueta que dijera: “PELIGRO, NO PULSAR”.

10. El gran botón rojo, sin embargo, dispararía una ráfaga de balas lo bastante estúpido como para usarlo. De igual forma, el botón de ON/OFF no estaría claramente marcado como tal.

11. No ordenaría a mi hombre de confianza que matara al niño destinado a derrocarme: lo haría yo mismo.

12. No interrogaría a mis enemigos en el interior de mi sancta sanctorum: un pequeño hotel, lejos de mis fronteras, funcionaría igual de bien.

13. Estaría seguro de mi superioridad. Así pues, no sentiría ninguna necesidad de demostrarla dejando pistas en forma de acertijo o dejando vivos a mis enemigos más débiles para demostrarles que no suponen una amenaza.
14. Dejaría bien claro para todo el mundo que conozco perfectamente el significado de “la palabra piedad” y lo que ocurre es que no quiero mostrar ninguna.

15. Uno de mis consejeros sería un niño normal y corriente de cinco años. Cualquier fallo en mi plan que fuera capaz de detectar, sería corregido antes de ser llevado a cabo.

16. Todos los enemigos asesinados serían incinerados, o al menos se les metería muchas balas en el cuerpo, no se los dejaría para que murieran en el fondo de un precipicio.

17. El anuncio de sus muertes, así como cualquier celebración, sería aplazado hasta después de que se hubieran llevado a cabo los mencionados preparativos.

18. Mis agentes encubiertos no tendrían ningún tatuaje que les identificara como miembros de mi organización, ni se les pediría que llevaran botas militares o que siguieran ningún tipo de norma referente al vestuario.

19. El héroe no tendría derecho a un último beso, último cigarrillo, o cualquier forma de última voluntad.

20. Nunca emplearía un dispositivo digital de cuenta atrás.

21. Si encontrara que es absolutamente inevitable, lo programaría para activarse cuando llegara a 117, justo cuando el héroe estuviera poniendo su plan en marcha.

22. Diseñaría yo mismo todas las máquinas de destrucción del mundo. Si tuviera que contratar a un científico loco para que lo hiciera, me aseguraría de que es lo suficientemente malvado como para que nunca se arrepintiera de haber seguido el camino del mal, y que no le diera por deshacer el daño causado.

23. Nunca usaría la frase: “Antes de matarte, hay una cosa que quiero saber…”.

24. Cuando contratara a quien hiciera de consejeros, escucharía sus consejos de vez en cuando.

25. No tendría un hijo. Aunque su intento tan mal planeado de usurpar mi poder fallara fácilmente, podría suponer una distracción fatal en un momento crucial.

26. Nunca tendría una hija. Aunque fuera tan bella como malvada, una mirada a la reacia apariencia del héroe y traicionaría a su propio padre.

27. A pesar de su demostrado efecto contra el estrés, no prorrumpiría en las clásicas carcajadas de malvado maníaco. Cuando estás ocupado en eso, es demasiado fácil no darse cuenta de desenlaces inesperados, de los que un individuo más atento podría percatarse.

28. No importaría lo tentado que estuviera por la oportunidad de obtener poder ilimitado; nunca consumiría una fuente de energía mayor que mi cabeza.

29. Sería consciente y realista respeto a mis puntos fuertes y flacos.

30. Aunque esto quite parte de la diversión del trabajo, al menos nunca diría la frase: “¡No, esto no puede ocurrir, soy INMORTAL!” (después de lo cual la muerte es casi instantánea).

31. Pese a que funcionara perfectamente, nunca construiría clase alguna de maquinaria que fuese completamente indestructible salvo por un pequeño punto vulnerable, prácticamente inaccesible.

32. Si me encontrara entablando un duelo a muerte con el héroe y fuera lo suficientemente afortunado como para hacerle soltar el arma, le permitiría elegantemente que la recogiera. No sería porque creyera que hay que jugar limpio; es que se quedaría tan sorprendido y confundido que sería capaz de librarme de él fácilmente.

33. Nunca construiría sólo un ejemplar de cualquier cosa importante. Todos los sistemas tendrían paneles y baterías por duplicado. Por la misma razón , siempre llevaría al menos dos armas completamente cargadas.

34. Mi monstruo mascota estaría guardado en una prisión segura, de la cual no pudiera escapara y en la cual yo no pudiera caer accidentalmente.

35. Aunque en realidad no me preocupara demasiado, ya que pensaría vivir para siempre, contrataría ingenieros capaces de construirme una fortaleza lo bastante resistente como para que, aunque yo muriera, no se viniera abajo sin razón alguna.

36. Vestiría con ropas de colores brillantes y alegres, para sorprender a mis enemigos.

37. Todos los magos divagantes, terratenientes torpes, bardos sin talento y ladrones cobardes serían ejecutados de forma preventiva.

38. Como consecuencia, mis enemigos seguramente abandonarían su misión, si no fuera porque tendrían una fuente segura de alivio cómico.

39. Toda la magia y tecnología, que pudiera resucitar milagrosamente a un personaje secundario que hubiera dado generosamente la vida, serían destruidos y prohibidos.

40. No me enfurecería ni mataría a un mensajero que trajera malas noticias sólo para demostrar lo malvado que soy. Los buenos mensajeros son difíciles de encontrar.

41. No requeriría a los altos mandos femeninos de mi organización que lleven corsés de acero inoxidable. La moral mejora con una forma de vestir más sencilla. De la misma forma, los trajes de cuero negro serían reservados para ocasiones formales.

42. No utilizaría malvados planes que se basaran en que el grupo del héroe llegara al interior de mi sancta sanctorum para poder funcionar.

43. No me convertiría en una serpiente. Nunca sirve de nada.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

No he visto este o equivalente

44. Si mi oponente se queda desarmado y yo no, no le diria que continuamos el combate sin armas a puñetazos, siempre se pierde. ;-)

mmmmm dijo...

Jeje, sí que faltan (creo que en total hay cien), pero este es un recopilatorio parcial recogido en un volumen de Los Caballeros...
¿Conoces ese cómic? Si no,hablaré otro día sobre ellos :D

Anónimo dijo...

No, no lo conozco. El que te he puesto me lo he trolado yo, no se si estará en ese cómic.

Ala! ya tienes tema para otro post ;-)

mmmmm dijo...

Apuntado queda ;)