10 septiembre 2010

Crítica: The Last Exorcism (2010)


The Last Exorcism es un falso documental, al estilo de REC, La maldición de la bruja de Blair y otras.

Trata de un cura muy majo, simpático y divertido, que ha perdido la fe y ahora se dedica a realizar falsos exorcismos para demostrar al mundo la falsedad de estas prácticas. Previsiblemente, se termina encontrando con un aparente caso real de persona poseída, y él y su equipo (un cámara y una sonidista) se tienen que enfrentar a esta peligrosa adolescente, a petición de su padre y para disgusto de su inquietante hermano.

Esta película pretende ser una de terror, pero me gusta verla más como una comedia. Los primeros treinta minutos desde luego pretenden entrar en ese terreno adrede: Vemos al exorcista y su equipo tomándose su "trabajo" a broma, y hay varias ocurrencias que despiertan una sonrisa. A partir de cierto momento la cinta intenta meternos miedo progresivamente, pero nunca lo consigue de verdad. Bueno, he de admitir que eso último es cuestión de opiniones, porque ciertamente había un grupo de chicas en el cine que en ciertos momentos pegaba verdaderos gritos de terror. Pero dentro del grupo en el que yo estaba, la mayoría nos estábamos riendo a carcajadas.

Esto puede ser debido a que, al haber empezado de una forma tan desenfadada, le cuesta luego adquirir credibilidad. No ayuda tampoco que en los diálogos y en las escenas más intensas el director decida hacer un montaje. Si se supone que esto es un falso documental, que nos debe hacer creer que se grabó con una sola cámara y del tirón, ¿cómo narices puede haber un montaje?

Esta película de todos modos funciona bien cuando te la tomas a risa, y realmente es capaz de proporcionarte un buen rato, por lo que le pongo un 4 sobre 10. Eso sí, ignoremos el final, que es uno de los más insatisfactorios que he visto en mucho tiempo.

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